El coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19 se ha convertido en una pandemia debido a su gran capacidad de expansión. Este  virus se propaga a gran velocidad a través del aire o al estar en contacto con una persona portadora del virus.

Entre las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se incluyen el mantener distancia entre las personas y evitar aglomeraciones, lavarse las manos con frecuencia y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, pues las manos tocan superficies que pueden estar contaminadas.

Sin embargo una de las principales medidas de prevención es lavarse frecuentemente las manos con agua y con jabón. ¿Pero, por qué el jabón es tan importante para prevenir el virus?

El jabón desactiva el virus

Los virus no se consideran organismos por sí mismos, porque necesitan la célula de otro ser vivo para sobrevivir. De esta forma, cuando ingresan en la célula de un animal o un ser humano, se multiplican y diseminan la infección por todo el cuerpo.

Si bien esto suena como algo complejo, lo cierto es que los virus poseen una estructura muy sencilla: un núcleo de material genético que le permite multiplicarse, unas proteínas externas que le permiten engancharse a las células del ser vivo que infecta y una envoltura de grasa protectora.

Y justamente es en este punto donde el jabón cobra un rol fundamental, pues sus moléculas logran disolver la membrana de grasa y afectan la estructura del virus, que pierde la capacidad de adherirse a otras células e infectarlas.

Gracias a su composición química, el jabón es más efectivo que otros geles desinfectantes creados a base de alcohol, que no disuelve tan bien la estructura del virus. El agua es el método menos efectivo.

Para lograr una limpieza que elimine el virus es importante frotar las manos a fondo, durante unos 20 segundos como mínimo, preocupándonos de limpiar aquellas partes que no solemos lavarnos: espacio entre los dedos, dorso, uñas y contorno de los dedos.

¡Cuidado con tus manos!

Un virus no nos afecta si se posa sobre la piel: para infectar a una persona debe entrar en su organismo. El problema es que con las manos tocamos superficies infectadas y después las llevamos a nuestra cara: la boca, los ojos y la nariz tienen orificios y mucosas que sirven de entrada para los virus.

Por eso hay que intentar tocarse la cara con las manos lo menos posible. También es mejor evitar saludos de contacto, como darse la mano, dar un abrazo o besarse. El coronavirus puede sobrevivir sobre objetos y superficies durante horas o días, dependiendo del material y de las condiciones ambientales. Nuestra piel, por ejemplo, es una superficie ideal para los virus.

De ahí la importancia de lavarse las manos varias veces al día y evitar tocar superficies que están expuestas a mucha gente.